¿Dónde está la frontera entre la ficción y la realidad? ¿Sabemos distinguir un personaje literario de uno real? Para millones de personas, Sherlock Holmes encarna las virtudes (y defectos) de un cierto tipo de investigador privado: tendencia a la soledad, genial en sus deducciones, misógino en sus relaciones personales…Pero también detrás de esta figura se ocultan batallas comerciales poco conocidas.

Durante muchísimos años el 221B de Baker Street recibió miles y miles de cartas dirigidas al brillante personaje literario creado por Conan Doyle. Cuando se publicaron los relatos y novelas de Sherlock Holmes a finales del siglo XIX, la numeración de Baker Street no llegaba hasta el número 221B. Fue en 1932 cuando el banco Abbey National (que ahora forma parte del grupo Santander) se mudó a esta zona de Londres, concretamente su sede ocupaba los números 219-229 de la famosa calle. En esos años ya se generaba una cantidad considerable de correo destinado al investigador. Por este motivo el banco empleó a tiempo completo a una persona para que se encargara de leer y contestar las famosas cartas que llegaban a su sede pero que iban dirigidas a Sherlock Holmes.

 

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Por otro lado, en la misma calle, pero entre los números 237 y 241,  se abrió en 1990 el Museo de Sherlock Holmes en una casa de principios del siglo XIX. Este centro está gestionado por la Sociedad Sherlock Homes de Inglaterra, una entidad sin ánimo de lucro. Nada más abrir las puertas del museo, sus responsables colocaron en la fachada una placa azul similar a las utilizadas por English Heritage (Patrimonio inglés) en Londres que identifica lugares históricos de importancia. Por su parte el Abbey National también colocó otra placa, esta vez de bronce, a las puertas de su sede aunque fue retirada hace años.

Pero, dejando de lado esta lucha por las placas, la verdadera batalla entre estas instituciones fue la de la gestión del correo que llegaba a la “supuesta” casa de Sherlock Holmes. Desde la década de los años 30 del pasado siglo, el servicio postal británico había entregado estas cartas al banco. El conflicto fue a tres bandas porqué también incluyó al Consejo de la Ciudad de Westmister, la entidad municipal de la que depende administrativamente esta zona de Londres. El Museo quería tener la potestad exclusiva de contestar las cartas, a lo que se oponían las autoridades municipales ya que técnicamente el 221B no existía. En 2005, el Abbey National cerró su sede en Baker Street, y el servicio postal británico reconoció el derecho del Museo de Sherlock Holmes a recibir el correo destinado al famoso detective.

Pero, ¿qué le escribían a Sherlock Holmes personas de todo el mundo? En otra entrada de este blog lo contaré…

 

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